A modo de introducción
“El hombre que confundió a su mujer con un
sombrero” y muchos, muchos otros más casos neurológicos que llegaron a la
consulta del Dr. Oliver Sacks, están contenidos en este libro.
Bastante interesante es poder leer esos
casos que datan de la época de los 70’s y los 80’s. Un momento en la historia
de las neurociencias, en donde no existían tantas tecnologías ni formas de
saber exactamente las enfermedades de los pacientes.
Era poco lo que se había escrito sobre las
psicopatologías, al menos eso me deja a entender el material. Los medios en su
práctica diaria, debían depender del ingenio, la creatividad, y demás trucos
para poder lidiar con los pacientes del área neurológica.
Muchas veces, tenían que referir a sus
pacientes a otros doctores como psiquiatras, o algún especialista del área del
cuerpo que se estaría viendo afectada, para cerciorarse y poder descartar
enfermedades psiquiátricas o corpóreas en lugar de neurológicas.
Este libro divide los relatos en aquellos
basados en deficiencias, excesos, arrebatos y el mundo de los simples.
Las deficiencias o perdidas, indican un
menoscabo o incapacidad de la función neurológica. Los excesos son
superabundancia en la función. Los arrebatos, una manifestación, quizás, de
actividad inconsciente o preconsciente.
El mundo de los simples se refiere a los
retrasados. Se relaciona con cualidades de la mente que están preservadas,
potenciadas incluso, de modo que, aunque «mentalmente deficientes» en ciertos
sentidos, pueden ser mentalmente interesantes, incluso mentalmente completos,
en otros.
Para mejor sistematización de este ensayo,
lo divido por estas mismas partes en las que el libro está divido, y no incluyo
todos los capitulo como pudiera ser opción.
Las deficiencias
El hombre que confundió
a su mujer con un sombrero
Todo comenzó con el extraño caso del
doctor P. el cual no era ningún doctor, el doctor P era un músico. Un músico famoso
y prominente que se convirtió en maestro. Pero, ¿por qué era doctor? ¿Dónde
puede uno convertirse en doctor en musicología? Me interesaría volverme doctora
de las artes escénicas yo también.
Este caso, se nota que llamó la atención
del autor, porque lo pone de título del libro, aun cuando hay muchos otros
casos, 23 casos más para ser exactos. No contento con esto, también lo pone
como el primer caso del libro, así que basada en esas evidencias puedo asegurar
que este fue el caso favorito del Dr. Sacks.
Lo interesante del caso del doctor P, –
del cual tengo un impulso mayúsculo de llamarlo señor o maestro – es que de
repente, y progresivamente, ya no podía reconocer caras, pero afortunadamente
podía reconocer voces. Este problemita lo metía en líos talvez, pero no lo
suficiente para buscar ayuda médica. Ni siquiera cuando el asunto llego a
peores, puesto que luego, ya no solo no podía reconocer las caras de las
personas, sino que también reconocía caras donde no las había: en objetos
inanimados.
Por supuesto, todas las personas alrededor
del doctor P, podían saber que algo andaba mal e inmediatamente empezaron
aquellos síntomas buscaron ayuda para el profesor… ¡PUES NO! ¡Para nada! Todo
el mundo se encontraba el asunto de lo más chistoso. Que ingenio aquel el de
doctor P, saludando a los muebles de la casa. Mira que gracioso el doctor P
está hablando con un parquímetro.
¡Qué curioso la falta de preocupación del
ser humano! Cuando algo evidentemente está mal con esta persona, y nadie lo
lleva a recibir la ayuda médica que tanto necesita.
Hasta que cierto día le diagnosticaron con
diabetes. Una enfermedad mucho más popular que la agnosia visual, por supuesto.
Vamos al médico por diabetes, claro que sí. Al doctor P. también se le ocurrió
ir al oftalmólogo porque él sabía muy bien que la diabetes podía darle ceguera.
Buenas noticias, el doctor P tenia visión
20/20. Pero el oftalmólogo se dió cuenta que el doctor P. tenía problemas en
las zonas visuales del cerebro y lo refirió a donde un neurólogo donde por fin
se iba a acabar ese asunto de creer las “bromitas del doctor P. Y así, fue como
él llegó al consultorio del Dr. Oliver Sacks. Este si era un doctor real, no un
doctor músico.
El Dr. Sacks, a pesar de lo encantador y
culto del doctor P, se dio cuenta que algo andaba mal, ya que el mismo no
parecía ser capaz de ver la totalidad de las cosas, sólo veía detalles. Además,
si algo estaba localizado al lado izquierdo, no podía verlo.
Aparentemente el doctor P, “veía” con sus
oídos más que con sus ojos, a pesar de tener una vista perfecta. Después de
algunas pruebas básicas de reflejos, sucedió que el doctor P. confundió a su
esposa con un sombrero, o al menos la cabeza de su esposa. Sin duda su esposa
era delgada, porque seguramente lo que el doctor P vio fue el mástil donde se
enganchan los sombreros y su sombrero enganchado en el mismo, en lugar del
cuerpo delgado de su esposa y su cabeza pequeña.
La esposa del doctor P, parecía
acostumbrada a estos errorcitos, y por eso, el Dr. Sacks decidió visitar el
hogar de la pareja, para estudiar a su paciente en su hábitat natural.
Luego de unas cuantas pruebas, el Dr.
Sacks se dio cuenta que el doctor P. no podía reconocer las caras sin un rasgo
distintivo, y sin un recuerdo previo de las mismas. Vio unos cuadros que había
pintado el doctor P. y se dio cuenta que conforme pasaba el tiempo, los cuadros
pasaban de ser naturalistas y realistas a ser abstractos, geométricos y
cubistas. Finalmente regresaron y el doctor P. le preguntó que qué era lo que
él tenía, y el Dr. Sacks se lo explicó.
Le dijo: “Lo que yo prescribiría, en un
caso como el suyo, sería una vida que consistiese enteramente en música. La
música ha sido el centro de su vida, conviértala ahora en la totalidad.” Tiene
sentido que le haya recomendado aferrarse a la música porque con ella puede
“ver”. Pero, ¿no era oportuno decirle de la agnosia que estaba experimentando?
No me queda de otra que preguntármelo, ya que el Dr. Sacks no volvió a ver al
doctor P. después de ese día.
Según el mismo texto, al doctor P, le
faltaba capacidad para emitir juicios cognitivos. El doctor P. tenía una
actitud abstracta.
“El doctor P. puede pues servirnos de
advertencia y parábola de lo que le sucede a una ciencia que evita lo
relacionado con el juicio, lo particular, lo personal y se hace exclusivamente
abstracta y estadística”. Con esto prácticamente se nos está diciendo, que a
pesar de que las ciencias son o deben ser objetivas, es necesario un ápice de subjetividad
para no perder perspectiva humana.
El marinero perdido
El segundo caso que se presenta es el de
un marinero llamado Jimmie. El joven Jimmie tenía 19 años de edad, o al menos
eso es lo que él cree, ya que él vivía en el pasado, pero hablaba de eso como
si fuera el presente. No podía recordar nada que haya sucedido después de la
época en que se encontraba en la Marina de Guerra.
Era un caso claro de amnesia anterógrada,
ya que los recuerdos nuevos no podían ser transferidos a la memoria a largo
plazo. Inclusive, olvidó de repente que ya había conocido y saludado al doctor
ese día. Sus habilidades cognitivas eran normales, pero, para actividades que pasaran
rápido, no para actividades de larga duración, donde claramente se perdía y no
podía recordar que era lo que estaba haciendo.
Luego de varias pruebas, el Dr. Sacks se
dio cuenta que al parecer no era que no lograse registrar los datos en la
memoria, sino que las huellas de la memoria eran sumamente fugaces y podían
borrarse al cabo de un minuto, menos con frecuencia, sobre todo si concurrían
estímulos que compitiesen o que lo distrajesen, mientras que sus facultades
intelectuales y perceptivas se mantenían y tenían un nivel bastante elevado. El
Dr. Sacks llego a la conclusión de que se trataba de un caso de síndrome de
Korsakov, debido a degeneración alcohólica de los cuerpos mamilares.
Se descartó cualquier tipo de amnesia de
tipo psiquiátrico, inclusive se le administró Amital Sódico,
interesantemente conocido como “el suero
de la verdad”. La idea era conseguir llenar el hueco de información, las
lagunas que Jimmie tenía eran tan grandes que no se sabía con exactitud cómo
había terminado de esa manera.
El Dr. Sacks estaba convencido de que
Jimmie padecía el síndrome de Korsakov y pidió ayuda a Luria, éste le contestó
“un hombre no es sólo memoria. Tiene sentimientos, voluntad, sensibilidad, yo
moral…Es ahí, donde puede usted conmoverlo y producir un cambio profundo”. Estas
mismas palabras las recordó Sacks cuando estaba en la Capilla observando a
Jimmie que estaba comulgando, y vio que hay había un sentimiento de Jimmie
hacia la religión. Entonces comprendió lo que Luria quería decir, en la Capilla
era donde Jimmie se encontraba a sí mismo, desde entonces Jimmie trabaja en el
jardín del hospital y se ha familiarizado muchos con todo lo que está situado en
el jardín, ahora ya no se siente agitado, inquieto, aburrido, perdido, él ahora
siente “amor” por el arte, por la comunión.
Quizás haya aquí una enseñanza y es que en
el síndrome de Korsakov como en las enfermedades mentales similares o peores,
por muy grande que sea el deterioro, siempre va a haber en la persona una
inclinación por el arte, la cultura, alguna manera de estimular el espíritu
humano. Recordar, el que el ser humano no es solamente cuerpo, también es
espíritu, el cual puede mantenerse en lo que parece, en principio, un estado de
devastación neurológica sin esperanza.
“Ahora sé ya que la amnesia retroactiva
es, hasta cierto punto, muy común, quizás universal, en casos de síndrome de
Korsakov”. Esta aseveración fue copiada textualmente del autor para poder decir
que yo también ahora lo sé. Aunque no conozco a nadie con este síndrome, me
parecería interesante conocer a alguien así. Habrá casos de Korsakov en la
Republica Dominicana?
La dama desencarnada
El capítulo tres, habla del famoso sexto
sentido. Algo que muchos catalogan de intuición pero que en realidad
tiene su base biológica de explicación: las partes móviles del cuerpo
(músculos, tendones, articulaciones), por el que se controlan y se ajustan
continuamente su posición, tono y movimiento, nos avisan de la existencia o
sentimiento de algo, que parece oculto a los demás sentidos por darse de manera
automática.
En el caso, Christina, de repente perdió
la percepción de su cuerpo. No tenía propiocepción, un sentido que trabaja no
solo con la vista y el equilibrio. Al cabo de un tiempo, Christina se empezó a
mover, no solo la vista como hacía antes. Pero utilizaba la vista para ver
moverse cada parte del cuerpo. Sus movimientos fueron torpes al principio, pero
le costaba hacer todo. Con su perseverancia pudo luego aprender a caminar, a
coger un transporte público, a desarrollar las actividades habituales de la
vida, aunque no resultaban de manera natural, para hacer todo tenía que prestar
especial atención.
Aquí vemos, que este fue un caso raro, de
los primeros en el campo de las percepciones propio corpóreas, lo que hacían
que la paciente se sintiera bastante sola. Ya luego aparecieron más casos de
alteraciones de las imágenes del cuerpo, algunos como consecuencia del abuso de
ciertas mega vitaminas como la B6.
El hombre que se cayó
de la cama
Era un paciente nuevo del Dr. Sacks. Era
una persona muy alegre y bueno, que ingresó simplemente para hacerle unos
estudios. Esa persona se quedó dormido en un momento dado, y cuando despertó,
vio en su camilla una pierna que no era de él. Empujo la pierna hacia el piso,
y cayó con ella. Al estar en el suelo se dio cuenta que la pierna la tenía
unida a su cuerpo, pero el paciente no reconocía aquella pierna, era una cosa
horrible que no había forma que pudiera ser de él. Era una pierna muerta, fría,
y horrible, decía el paciente. Aunque el Dr. Sacks le explicó que se trataba de
su pierna y lo convenció de dejarse acostar nuevamente, el paciente palideció
tanto al saber esta información que sabemos que no fue fácil para creer.
Como sabemos, el paciente sufría de un
caso de extremidad hemipléjica. Me asalta la curiosidad por saber, como se cura
esto. ¿Que lo provoca?
Manos
Madeleine
tenía 60 años, era ciega y nunca en su vida había podido usar las manos. El Dr.
Sacks para que las utilizase, dijo a las enfermeras que pusieran la comida un
poco fuera de su alcance para que moviera las manos, poco a poco las fue
utilizando y empezó a reconocer cosas y con el paso del tiempo empezó a modelar
bustos de personas. Algo que no podía hacer antes, y que lo aprendió
tardíamente, y que, además, motiva asombro, como se pudo desarrollar esa sensibilidad
artística en manos que no podían moverse.
Un año después el Dr. Sacks se encontró
con otro paciente con el caso parecido al de Madeleine, lo único que este
paciente no tenía tanta destreza como ella, pero él podía hacer pequeños
juguetes de madera.
Ambos casos
muestran agnosia del desarrollo. Pueden ser raros, pero se ven frecuentemente
casos de agnosia adquirida que testimonian ese mismo principio fundamental del
uso.
Fantasmas
En este capítulo nos dan una introducción
a lo que conocemos como miembros fantasmas. En primer lugar, se definen por
tipo (espectros sensoriales, unos que eran muy reales, dolorosos, también había
indoloros, otros que parecían réplicas de lo perdido).
Sin duda alguna, estamos más acostumbrados
a escuchar de casos de personas que tienen miembros fantasmas que sirven como
réplicas de algún miembro perdido. Tanto así, que, en nuestras clases, cuando
hablamos de miembros fantasmas, prácticamente esa es la definición que se da.
En este capítulo se cuentan varias
historias de los pacientes del Dr. Sacks que sufrían de miembros fantasmas: como
la del dedo fantasma (un marinero perdió un dedo y su dedo le persiguió muchos
años hasta que a este paciente contrajo una neuropatía diabética sensorial
grave y perdió la sensación de poseer dedos en ese momento el dedo fantasma
desapareció), fantasmas posicionales (cuenta la historia de un paciente, que se
caía muy a menudo porque sentía que la pierna que le habían puesto cambiaba de
forma, algunas veces era más larga y luego corta, delgada y luego ancha y sino
fijaba la vista en los pies se caía.
Cuan interesante es saber que muchos
pacientes con miembros fantasmas a veces también sufren de dolor fantasma, o si
no de dolor en el mismo miembro fantasma. ¡Cual agonía debe ser, sentir un
dolor en un miembro que no existe!
A nivel
En este
capítulo habla sobre un señor que se inclinaba hacia un lado sin darse cuenta.
Dr. Sacks le dijo que le faltaba un nivel en el cerebro que le ayudara a andar
equilibrado. Es una forma ingeniosa y a la vez inusual de explicarle este
fenómeno al paciente, pero lo importante es que el paciente entienda como y por
qué ocurre lo que le ocurre.
Se determinó
que esto sucedía a consecuencia del mal de Parkinson. También le afectaba a la
vista, para poder ver cuando se inclina y evitar que suceda. Los dos estuvieron
trabajando en unas gafas con nivel para corregirlo, al principio fue algo raro
e incómodo para el paciente, pero con el tiempo miraba el nivel automáticamente.
Las gafas se
convirtieron en una novedad, y pronto, varios otros pacientes de Parkinson que
tenían desnivel en las posturas del cuerpo, incorporaron las gafas a su
tratamiento y lograron caminar derechos, a nivel.
Vista a la derecha
En este capítulo se nos presenta el caso
de olvido unilateral de la señora S. Ella solamente veía las cosas que estaban
al lado derecho de sí misma. Para solucionar el problema se sentó en una silla
de ruedas que diera vueltas y así dar las vueltas necesarias para encontrar la
parte izquierda de las cosas.
Cabe destacar, que en la época que esta
señora fue diagnosticada y tratada no había tanta tecnología, y, por ende, los
casos neurológicos debían ser resueltos con ingenio y creatividad. Muy poco se
había publicado respecto a estos casos que se presentan en este libro.
El discurso del
presidente
En el capítulo del discurso del
presidente, aprendemos que realmente a los afásicos no se les puede engañar con
palabras, puesto que ellos se valen de los gestos para discernir lo que la persona
esta hablando. El capítulo relata, que
el presidente dio un discurso en el área del hospital dedicada al cuidado de
los afásicos y estos carcajeaban debido a las mentiras que estaba hablando el
interlocutor. Lo más probable, e imagino, al presidente prometiendo muchas
cosas buenas para el cuidado de los afásicos en el hospital.
Ésa era, pues, la paradoja del discurso
del Presidente. A los individuos normales se los engañaba genuina y plenamente.
El uso engañoso de las palabras se combinaba con el tono engañoso tan
taimadamente que sólo los que tenían lesión cerebral permanecían inmunes,
desengañados.
Los excesos
Esta sección del libro claramente nos
enseña que el uso de medicamentos, lejos de lo que se piensa popularmente, no
afecta para mal al paciente que tiene problemas neurológicos, sino que deben
ser utilizados para regular esos problemas que les causa ese exceso de
actividad neuronal.
Tal como en el caso de Ray, el ticqueur ingenioso y Los poseídos donde
se presenta un cuadro de Tourette simple y Supertourette. Estas personas
reciben demasiados estímulos los cuales no pueden controlar en su “cerebro
primitivo” y terminan usando este exceso de energía en movimientos extraños
tales como tics, espasmos y muescas.
Este síndrome en sus formas “superiores”
afecta a todos los aspectos de la vida instintiva, imaginativa y en sus formas
“inferiores” afecta la impulsividad y movimientos anormales.
También
vemos en el caso de La enfermedad de
cupido, como la estimulación del córtex cerebral de una persona puede
producir desinhibiciones, liberación del pensamiento y demás; en este caso en
particular causado por la Neurosífilis.
Resulta
bastante interesante, el hecho de que la paciente infectada con Neurosífilis,
quería continuar teniendo esas sensaciones, que tanto la hacían sentir viva. Es
un llamado de emergencia de que talvez, el cerebro primitivo, solo está tratando
de satisfacer sus necesidades, aun a expensas de la voluntad del resto del
cuerpo.
También,
hay casos en que el paciente sufre una despreocupación evidente por todo lo que
le rodea. Tal es el caso presentado con el titulo Si, padre-hermana, en donde se describe un supuesto cambio de
personalidad de una señora pero que realmente se trataba de un tumor cerebral
que afectaba a los sectores orbitofrontales de los dos lados frontales.
Este tipo de apatía pareciera indicar que esta
paciente ya no estaba presente como persona. Todo significaba lo mismo para
ella.
Los Arrebatos
En este capítulo se contienen todas las Reminiscencia y alucinaciones. Vemos
pacientes que terminan escuchando sonidos de sus recuerdos, ya sea en el
capítulo de Nostalgia incontinente, en
el cual se nos especifica que a veces los medicamentos pueden inducir a cierto
tipo de reminiscencias. Pero vimos tambien, que, en otras ocasiones, una
pequeña trombosis en los hemisferios temporales puede causar la reminiscencia,
ya que se trata de alucinaciones inducidas por los recuerdos.
En el caso de Un pasaje a la India, Bhagawhandi P., una muchacha india de
diecinueve años, tenía un tumor maligno en el cerebro que, pasado el tiempo,
los se convirtió en ataques que adquirieron la forma de visiones sobre la
India, eran lugares en los que la muchacha había estado y había amado de niña. Al
final, su condición no mejoró, y terminó recordando y sumiéndose cada vez mas
en sus recuerdos hasta fallecer.
Hay otros casos como Asesinato, que trata de un joven que pudo recordar el asesinato que le perpetró a su pareja, después
de tener amnesia sobre el hecho, debido a un trauma que sufrió. Y otro caso muy
interesante de alucinaciones olfativas en la cual el paciente, después de un
raro sueño en el cual él era un perro, se despertó con el sentido del olfato
bastante desarrollado (El perro bajo la
piel).
El mundo de los simples
En el capítulo que habla sobre El artista autista, nos damos cuenta
que a pesar del retraso que alguien pudiera experimentar, se puede llegar a
tratar de una manera en que la persona logre utilizar sus dones. De esta manera
vimos el caso de José el cual es un autista con un don para lo concreto, puede
dibujar las cosas de una manera muy concreta o las puede dibujar a su manera.
Esto lo vemos también en el capítulo de Los gemelos, donde vimos que aun con su deficiencia, eran capaces de
saber en qué, día cayo cualquier fecha, una buena capacidad para recordar
números de las cifras que sean. Su memoria es ilimitada, pero ellos afirmar
"verlo" con mucha intensidad.
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